Esta nota está referida a la elección de un calzado adecuado desde el punto de vista biomecánico y que no afecte la salud de quien los usa.
Es bien sabido pues que (especialmente) para el caso de las damas, muchos zapatos que están "de moda" son a veces un martirio para quien los lleva puestos, pero toleran heroicamente el dolor ocasionado y los efectos que tienen en la salud y en especial en los pobres pies; todo ello por la moda y la estética... Y no son pocas, y hay muchas fanáticas y fanáticos de ellos, en especial del conocidísimo taco aguja y los altísimos y de plataforma (incluida la princesa de Asturias).
Artículo publicado el 29 Mayo del 2010 por A. Jiménez
El 70% de la población sufre problemas en esta zona. Un zapato inadecuado cambia la forma, la fricción y la presión al pisar y provoca dolor y malformaciones óseas con el tiempo. Las clásicas rozaduras pueden terminar en amputación de la extremidad en pacientes diabéticos.
Los ocultamos, dejamos que les caiga el alma encima y hasta los ponemos en polvorosa si la ocasión lo requiere. Un maltrato continuado a nuestros pies que pasa factura, y del que nos percatamos sólo cuando duelen. Al menos así le ocurre a cerca del 70 por ciento de la población que a lo largo del año se enfrenta a algún problema en esta parte del cuerpo.
Ampollas, callos, fascitis plantar y grietas son los más comunes. No obstante, otros trastornos, como los juanetes también se ven agravados.
El responsable, el calzado, o mejor dicho, el calzado inadecuado. Con el cambio de estación llegan los útiles abiertos, las sandalias, los zuecos y se dice adiós a los calcetines, lo que produce un cambio de forma, de fricción y de presión al pisar. A esto se une el incremento de establecimientos de venta baratos y de mala calidad. Según explica la directora del área de podología del Instituto Canario de Especialidades Posturológicas (ICEP), Elvia Plata, «los materiales sintéticos plásticos aumentan la sudoración y propician la aparición de lesiones por hongos. Mejor que sean de piel, aunque se están creando materiales sintéticos interesantes, transpirables, antibacterias... Hay que informarse sobre la marca y características». Una de las claves a la hora de «vestir» los pies, tal y como señala María José Bustos, profesora de podología de la Universidad San Pablo CEU, reside en «mirar la etiqueta. El material debe estar especificado en el mismo zapato. El forro de piel viene indicado con un símbolo de un corte de vaca. Si hay un rombo significa que es de plástico». Precisamente este tipo de material dificulta el agarre del pie al zapato, entorpeciendo la biomecánica de la marcha. «Puede influir en el equilibrio y en el funcionamiento de las articulaciones y músculos» añade Elvia Plata.
Entre los signos que confirman que no hemos hecho una buena compra están las ampollas que provocan las sandalias al ir sin calcetines. Éstas pueden ser séricas, es decir, el «líquido» que llevan dentro es sólo suero; purulentas, que al estar infectadas producen pus; y hemáticas, que están teñidas de sangre. Pese a que la costumbre de muchos es pincharlas, la especialista del CEU matiza que «sólo se pueden drenar las purulentas para limpiar la infección, las demás no, ya que existe riesgo de que empeoren. Lo mejor es protegerlas».
Otro clásico son las rozaduras. Los expertos insisten en que la talla no siempre es la misma en todas las marcas y fabricantes. «Si queda estrecho, no tengamos miedo a probarnos otra talla, puede que quede mejor de ancho y si sobra de capacidad, podemos poner una plantilla. Hay que desterrar la costumbre “ya darán de sí”. El calzado debe adaptarse al pie, no el pie al calzado», aclara Plata.
Las consecuencias pueden ser especialmente graves para los diabéticos. Porque, debido a la falta de sensibilidad que sufren en la zona no se percatan de la herida y, si no se tratan pueden terminar en amputación. Por ello, Juan Carlos González, director de Indumentaria del Instituto de Biomecánica de Valencia explica que «trabajamos en una línea para estos pacientes. Deben ser zapatos blandos, sin costuras y, si ya existen úlceras, tienen que incorporar materiales técnicos, como plastazote, una especie de espuma que se deforma y adapta, lo que evita que el problema empeore».
FASCITIS PLANTAR
No obstante, si hay un trastorno que se incrementa en esta estación del año es la fascitis plantar, una inflamación producida por el cambio que hacemos del tacón al plano. La tracción de esa musculatura ya no está acostumbrada y se tensa más de lo normal. Así, produce un dolor agudo que notamos especialmente con el primer paso que damos al levantarnos de la cama. «Puede darse en todo el recorrido de esta fascia, que discurre desde las cabezas metatarsales hasta el hueso calcáneo, aunque su localización más frecuente es en el arco del pie», especifica Francisco Muñoz Piqueras, especialista en cirugía podológica y director de la clínica Piqueras. Los especialistas recomiendan que exista una diferencia entre la parte anterior y la posterior del pie, que «tengan cierta cuña o una suela más gruesa en la parte trasera. «Por ejemplo, una altura de un centímetro en la punta y entre 3 y 5 en el talón», dice Plata. Aunque también advierten de que «no sólo pasa con suelas finas, también ocurre con las chanclas que se deforman fácilmente». Si es así, es mejor cambiarlas, pues, aunque no lo parezca, se producen importantes desviaciones en el eje de movimiento de las articulaciones.
En verano, también aumenta la sequedad de la piel y los helomas o callos. La primera se define como una descamación y se trata hidratando la zona, mientras que los helomas tiene grosor y deben controlarse eliminando la cantidad justa. Sin embargo, «no se recomienda usar cuchilla en casa ni los ácidos si no es de manos de un profesional, ya que «son cáusticos, y queman la capa. Si no se controla el grado que usamos, podemos dañar la piel», matiza Piqueras. Este experto también hace hincapié en otro trastorno, los juanetes, que aunque pueden darse por causa genética, también se ven agravados por el mal uso de estos útiles. «Un zapato corto, con tacón provoca el amontonamiento de los dedos», señala. Y es que, el ancho normal del calzado no permite alojar el juanete, por lo que «hay que buscar un ancho del 16. Los tejidos deben ser especialmente elásticos», dice Bustos.
BIOMECÁNICA EN ALZA
Los zapatos los llevamos muchas horas y hacen de interfase entre el pie y el suelo. Pensemos en un peso medio de 70 kilos. Con cada pisada aplica 1,2 veces su peso sobre cada pie, y 2 veces más si corre.
Desde hace unos años la industria del calzado también se ha unido a la tecnología con el fin de mejorar la calidad. «La biomecánica empezó a aplicarse al calzado deportivo y se ha ido ampliando a los habituales», matiza González.
- Niños. La transición del gateo al caminar es importante. El patuco debe ser estable, con suela plana y flexible y llevar un contrafuerte en el talón no muy rígido. Tienen que ofrecer estabilidad y adherencia, para que el niño pueda gatear al impulsarse con la puntera.
A la hora de atarlos (especialmente las botas) «mientras levantamos la punta del pie tiramos de los cordones para sujetar el empeine, pero no demasiado a la altura del tobillo, ya que el exceso de presión genera tendinitis», concluye Bustos.
En ocasiones los problemas morfológicos requieren de un estudio para determinar cuál es el calzado ideal. No obstante, se realizan más en deportistas y no son baratos. «Consiste en una medida de presiones para saber si hay sobrecarga y observar el patrón de la marcha, y un análisis del movimiento», dice González. Pese a que lo ideal sería optar a este examen cuando vamos de compras, de momento habrá que esperar, ya que El IBV está trabajando para poder llevar semejantes pruebas a los puntos de venta.
ALGUNOS EJEMPLOS
1 - Reducen el dolor de espalda
La colección de verano de FitFlop está diseñada con la entresuela Microwobbleboard, que tonifica los músculos mientras la persona camina. Perfecciona la postura, mejora la circulación y reduce el dolor lumbar, así como el impacto del cuerpo.
2- Con tacón
Los nuevos «Sxoe» tienen una plantilla de gel inyectado y diseño ergonómico que favorece el movimiento del pie dentro del zapato. La suela está formada por cinco piezas de silicona que distribuye de manera homogénea el contacto de la planta a través de la expansión de la suela en el momento de la pisada. Además, el tacón amortigua el impacto mediante un sistema de suspensión.
3- Tonificantes
El diseñador Karl Müller crea «Joya», una zapatilla compuesta de cuatro plantillas internas y el sistema «Active Airpump», que a través de una serie de conductos de aire mantiene el interior del calzado fresco y seco. Disminuye el impacto en las articulaciones y ayuda a tonificar la musculatura.
4 - Glúteos firmes
Diseñadas por un ingeniero de la NASA, Bill McInnis, estas zapatillas de Reebok producen hasta un 28 por ciento más de activación muscular de los glúteos que una zapatilla normal. Incorporan unas almohadillas de equilibrio que crean inestabilidad con cada paso y ayudan a tonificar.
5 - Aterrizaje suave
La tecnología formotion 3D de Adidas permiten un aterrizaje más suave y reducen el ángulo de pronación. Su plantilla de triple capa proporciona una amortiguación extra en la pisada y la confección no tiene costuras.